Máquinas de oficina y mucho más

Habitualmente, aunque se utiliza la palabra “material de oficina” como algo genérico y referente a papelería, mobiliario, bolígrafos, rotuladores… en realidad le podríamos cambiar de nombre y adaptar esta frase hecha según la ocasión en la que estemos usándolo.

 El llamado material de oficina, se utiliza en escuelas, tiendas de todo tipo, en un simple escritorio de casa…aunque algunos de los productos sean más específicos para algunos ámbitos que para otros. Hay maquinaría incluso que se podría usar en todos los lugares menos en una oficina.

Etiquetadoras que se adaptan a ti

Es el caso de una etiquetadora por ejemplo. En una oficina no le veo yo demasiada utilidad, aunque si nos pusiéramos a buscarla minuciosamente, quizás le encontráramos alguna función. En principio, en una tienda es mucho más útil y más necesaria. Es imprescindible para marcar los precios de los productos y tener informados a los clientes.

Existen etiquetadoras de muchos tipos, de distintos tamaños, de mano, de dos líneas, de sólo una, con 10 dígitos, con 8, con dos rodillos… no se puede decir por tanto, que no existe variedad que se adapta a las necesidades de cada negocio.

Rotuladoras para buscar más fácil

Algo parecido a las etiquetadoras, pero que no son exactamente eso, son las rotuladoras. En ellas podemos escribir el texto que queremos rotular, adaptar el tamaño de la letra… cosa que en las etiquetadoras no podemos hacer. Es muy común utilizarla para identificar productos que están en cajas o para marcar lo que podemos encontrar en las baldas de las estanterías.

Existen incluso algunas rotuladoras que podemos conectarlas a los ordenadores e imprimir lo que queremos directamente a través de un puerto USB. El tamaño de las pegatinas, eso si, variará según el tipo de máquina y el tamaño de la cinta que utiliza. Algunas además se suelen utilizar para marcar los códigos de barras en los productos.

Mejor, si está encuadernado

Otro tipo de herramientas que son muy comunes de encontrar son las encuadernadoras y las plastificadoras. La primera es muy útil para despachos de abogados, arquitectos, enseñanza en general… porque es algo que se usa continuamente y al final se acaba amortizando. No suelen ser excesivamente caras pero si queréis tener alguna noción sobre los precios podéis consultar en la web www.20milproductos.com.

Como en casi todos los casos, el precio variará según las prestaciones que nos ofrece, el método que utiliza, los materiales… y por eso mismo, a la hora de elegir tendremos que tener en cuenta cuánto la vamos a usar, con qué materiales vamos a encuadernar, con qué presupuesto contamos…

Así duran más tiempo

Si nos centramos en las plastificadoras, su uso es más limitado y más ocasional, de forma general. En este caso, deberemos tener muy claro qué tipo de documentos vamos a plastificar en la mayoría de los casos, porque la diferencia de precio entre una plastificadora A-4 y A-3, en general se nota más.

Desde mi punto de vista puede ser práctico en escuelas, en establecimientos que cambien mucho de carteles de los escaparates, en ludotecas… porque ayuda a que los cartones, cartulinas y folios que se utilizan para jugar o educar se conserven bien durante más tiempo. De esa manera, no tendremos que hacer dos veces el mismo trabajo en un periodo corto de tiempo y podremos dedicarnos a otros quehaceres.

Las cajas registradoras

Si reparamos en uno de los elementos más característicos de una tienda, eso puede ser una caja registradora. Es verdad, que con la llegada de la tecnología, es cada vez más común ver ordenadores con pantallas táctiles que hacen la misma función que las primeras. De todas formas, algunos siguen prefiriendo pulsar encima de teclas reales y escuchar ese timbre tan característico cuando se abre el cajón.

Su precio es relativamentel elevado, aunque teniendo en cuenta el coste de un ordenador con pantalla táctil, la diferencia es muy poca según en qué modelo elijamos y según sus características. En todo caso, tendremos que tener en cuenta lo práctico que resulte una opción u otra para el uso que le vayamos a dar.

¡Qué no nos engañen!

Al hilo del uso o no de las registradoras del tipo que sean, lo importante de verdad es que no nos cuelen billetes falsos. A veces, sólo con mirarlos, enseguida nos damos cuenta de que no cumplen con alguna peculiaridad típica de los billetes de cada valor. Otras veces, sin embargo, es conveniente tener a mano ciertos instrumentos para comprobar si son auténticos o no.

Aunque su precio ronde los 100 euros, como dice el dicho “es mejor prevenir que lamentar”. Es mejor invertir y hacer un pequeño esfuerzo, que quedarnos con billetes falsos que no nos sirven para absolutamente nada y perder dinero cuando la solución al problema es relativamente fácil.