La elección de una puerta corredera de madera o de cualquier otro material debe realizarse en base a ciertas condiciones y a los requerimientos específicos de cada espacio.
Uno de los detalles principales para seleccionar una puerta corredera es tener en cuenta el material de la misma. En este caso, la madera y el vidrio suelen figurar entre los materiales más elegidos por los consumidores. Las de madera más asequibles son aquellas que están rellenas de tablero contrachapado, que se halla recubierto de otra madera más noble, confiriéndole una gran estabilidad debido a que permanecen casi inalterables a los cambios de temperatura. De todos modos, en los últimos tiempos se han empezado a comercializar otros materiales más livianos chapados en madera, que tornan todavía más sencillo el desplazamiento, puesto a que resultan menos pesados. Sin embargo, existen muchas otras posibilidades y texturas, como es el caso de la melamina o el PVC, que son resistentes y se consiguen a buen precio.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es la apariencia y la opacidad de la puerta corredera. Para lugares cubiertos, las puertas de cristal resultan sumamente ligeras y pueden ser completamente opacas, transparentes o translúcidas. También se puede optar por instalar correderas lacadas, en blanco o cualquier otro color, o sino decidirse por maderas nobles como por ejemplo el nogal o el roble.
Con respecto al precio, éste suele ser bastante similiar al de las puertas convencionales. De todos modos, el premarco que debe comprarse e instalar posee un costo mucho mayor en contraste con un marco clásico.
Para su instalación, es importante que todas las piezas que integran el sistema sean de buena calidad, previendo además el mantenimiento que requerirá durante su vida útil.
Una de las cuestiones a tener en cuenta es que, por la holgura que precisan los mecanismos de deslizamiento en los bordes de las hojas, se reduce el aislamiento térmico y acústico de cada una de las estancias que cuentan con puertas correderas.